La niña que hay en mí (#ThisLittleGirlIsMe #EstaNiñaSoyYo)
Me escribía, a inicios de un septiembre como suele ser habitual (más si cabe en pandemia), mi querida Pepe Pérez Dorao para invitarme a participar en una campaña en redes tan chula como necesaria, con motivo del Día Internacional de la Niña del 11 de octubre y bajo las etiquetas #ThisLittleGirlIsMe, y #EstaNiñaSoyYo.
Llevo semanas con ello en mente, porque para mí hacer estas cosas más que un compromiso es una oportunidad para dedicarse un tiempo, algo sumamente valioso en una era que si antes calificábamos como líquida ahora bien podríamos llamar gaseosa.
Más tiempo llevo con el cargo de conciencia de no haber actualizado mi espacio online, mi casa digital, este blog, en muchos meses. Tantos que este será mi primer post de 2021…
A decir verdad, hablar un poco de la niña que hay en mí y aportar mi granito de arena a Inspiring me vino como anillo al dedo para romper un poco este silencio.
Si no he compartido nada este tiempo no ha sido por falta de actividad. No he parado. He hecho muchas cosas, sí, también en abierto, pero quizás demasiado rápido, tanto que falta ese tiempo para contarlas y hacerlas llegar aquí de forma slow, más allá de tweets y posts en otras redes sociales, algo que para mí forma parte de mi esencia -y quienes me conocéis bien sabéis que si lo hago es por generosidad y sociabilidad más que autobombo-.
Evolucionamos, sí, y quizás ande últimamente bastante reservada con algunos temas, más que por mí, porque con los años una se vuelve más cauta e intenta entender que no todos entienden esto de la marca personal… Pero creo que sobre todo en estos tiempos me ha podido la “ansiedad” en lo digital, lo inmediato… Si el blog era el formato de mi generación, creo que quizás nos estemos volviendo un poco impacientes y más visuales, como los millenials, al comunicar, aunque no todos tengamos Tik Tok e, incluso a mí que siempre he sido «la ciber», me cueste aún entender (o mejor dicho, encontrar tiempo para hacerlo) la dinámica de los nuevos canales…
Me hago mayor, sí; este año la salud no ha sido mi fuerte, a la cistitis repetitiva se sumó SIBO como causa/efecto (nada grave ni urgente, sí importante, y ese es el problema, que a lo importante no siempre prestamos atención).
Este 2021 he cumplido 40, en un mes de marzo en el que para una pisciana disfrutona, social y soñadora como yo, que tantas veces se había imaginado cómo sería la juerga, tocó no celebrar o celebrar con los justos (que ya no nos acordamos porque hemos abierto la burbuja, señoras y señores, pero hace unos meses, al menos aquí en España, estábamos en plena ola pandémica). Dejé de fumar, en mayo, y hasta el momento, solo varias caladas esporádicas y bien que lo siento; de no operarme en mi vida he pasado en 3 meses dos veces en quirófano (nada que ver con eso ni nada grave, que nadie se preocupe)¨, y aunque sigo tomándome mis beers, me he abonado a la cerveza sin gluten y me he acostumbrado a hacer menos planes y a las no noticias de algunas personas cercanas tras el confinamiento…
He vivido un poco en modo bimodal, y no hablo únicamente de la docencia… Me ha tocado escoger entre mis dos queridas universidades, entre seguir siendo UNIA y UMA, técnico y asociada, o quedarme en la segunda como profesora titular. Y sí, es una suerte poder elegir, y más dos cosas tan buenas; pero para una indecisa y procrastinadora como yo no ha sido fácil, más aún cuando se han sumado otros factores vitales. Lo he pasado regular, no os voy a engañar, y lo sigo pasando regular: ese miedo a equivocarse, más propio de los adultos que de los niños, sigue estando ahí. Pero la decisión de momento está tomada, y sigo siendo yo, con mis horarios y actividad intensa hoy, y mis acreditaciones para el mañana. Estas situaciones te hacen valorar lo que tienes, coger fuerzas… y bueno, al final son oportunidades para ir construyendo versiones mejoradas de nosotros mismos, lo que parte sin duda del autoconocimiento y la aceptación.
He pensado mucho últimamente en quién soy, he vuelto a trazar aquella línea de vida que hace un tiempo hice precisamente para mis queridas Inspiring Girls, en un speed networking con niñas en La Térmica; me he emocionado recordando a las personas que fueron mis referentes; he reflexionado acerca de mis valores (que al final, son gasolina) y mis prioridades… acompañada, en parte de este proceso, por profesionales.
A veces pensamos demasiado. Otras pensamos de forma incorrecta o incoherente. Y hay quien siempre piensa mal (de la vida, de las personas…). Yo soy del primer grupo.
Pero ahora, en este casi final de año, he dejado de pensar para actuar, también en lo personal, o mejor dicho, decidiendo primero en lo profesional priorizando lo personal para luego centrarme en lo segundo. Llevo ya algunos meses actuando. No está siendo fácil, nadie te contó, de niña, que para alcanzar ciertos sueños tendrías que hacer las cosas de cierta manera, algunas contrarias a tu esencia procrastinadora.
Vivimos en una sociedad gaseosa, volcánica, explosiva… donde paradójicamente a veces postergamos lo importante por lo urgente, y llega el momento de revertir y atarnos a lo esencial: vivir conforme pensamos y luchar por nuestros sueños, aunque eso implique adaptarnos… Pensándolo fríamente, llevamos haciéndolo desde pequeñas. Sólo poniéndole una sonrisa al proceso conseguiremos ser felices.
***Esta era mi yo “happy” (en casa de mi abuela y en brazos de mi madre), y sigo haciendo planes para ser feliz, como esa niña risueña de la foto***
PD1.He escrito post mejores, más cuidados, seguramente, o más interesantes. Pero tocaba este, a modo de balance de año (para mí, va por cursos académicos); permítanmelo, queridas y queridos lectores:)
PD2. Espero poner al día este espacio, al menos en lo que a proyectos y recursos en abierto compartidos se refiere, en breve, toca un semestre intenso…