CERCA DEL DANUBIO.

 

Datos de producción.

 

TÍTULO: Cerca del Danubio.

AÑO DE PRODUCCIÓN: 2000.

PAÍS DE ORIGEN: España

EMPRESAS PRODUCTORAS: producciones “La Iguana” y Canal Plus. Con la colaboración de la Diputación Provincial de Almería y Almería Tierra de Cine.

DIRECTOR Y GUIÓN: Felipe Vega

     TESTIMONIO DE: Antonio Muñoz Zamora y Joaquín Masegosa Rodríguez.

PRODUCTOR EJECUTIVO: Santiago García de Leániz.

DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA: Alfonso Parra.

MÚSICA ORIGINAL: Fernando Turina.

MONTAJE: Ascén Marchena.

JEFA DE PRODUCCIÓN: Bea Revilla.

SONIDO DIRECTO: Eva Valiño.

MONTAJE DE SONIDO: Pelayo Gutiérrez.

TÉCNICO DE MEZCLAS: Alfonso Pino.

PRODUCTORA DELEGADA CANAL PLUS: Miriam Mateos.

AYUDANTE DE CÁMARA: Pilar Redal.

AYUDANTE DE MONTAJE: Samuel Martínez.

MERITORIO PRODUCCIÓN: Javier Cabezón.

MERITORIO CÁMARA: Francisco Aguilar.

Texto de Primo Levi, de la obra “Si esto es un hombre”. Cedidos por Muchnik Editors.

“Bachianas Brasileñas, nº 4. 2º Movimiento Largo”, original de Hector Villa- Lobos.

Interpretado por “Concierto de guitarra, Alfonso Moreno guitarra y la Orquesta Filarmónica ciudad de México, dirigida por Enrique Batiz.

Copyright original: Music Sales Corp/ Music Sales Española.

Con licencia del Departamento de Productos Especiales de EMI ODEÓN, S.A., Madrid, España, 2000, Cesionario exclusivo:

LABORATORIO: Madrid Film.

POSTPRODUCCIÓN: Az Taller Digital.

ESTUDIO SONIDO: Exa.

PELÍCULA: Kodak.

CÁMARA: Cámara Service.

EDICIÓN DIGITAL: Molinare.

GRABACIÓN MÚSICA: Musigrama.

SEGURO DE RODAJE: Expert Ejecutivos.

GESTORÍA: Legiscine.

AGENCIA DE VIAJES: Juventus Travel.

AGRADECIMIENTOS: Manuel Pérez Estremera, Ignacio Fernández Mañas, Carmelo Torres García, Santiago Ladrón, José Bumeco, Elba López Oeicer, Pizca Gutiérrez, Alfonso García de Leániz, Bundesministerium für-inneres (Austria), Kz- Gedenketütte Mauthausen (Austria).

RODADO A 16 mm a Betacam Digital, estéreo, color, 25 minutos.

 

Contenidos.

 

  Este documental utiliza como excusa para el tratamiento del tema el monumento recién erigido en la ciudad de Almería como recuerdo a los 142 almerienses asesinados durante la Segunda Guerra Mundial en el campo de exterminio nazi de Mauthausen (Austria). El cortometraje busca los testimonios de Antonio y Joaquín, dos supervivientes que, a sus más de ochenta años, luchan contra el olvido con recuerdos que a veces son pesadillas: el hambre, el maltrato, los insultos, las pesadas piedras, las duchas, los suicidios en la alambrada, las víctimas cayendo por el precipicio, la cámara de gas, la barraca, etc. El encuentro cotidiano con la muerte y el horror sufrido en sus carnes y en las de sus compañeros.

El planteamiento de este cortometraje es narrativo (testimonios de ambos supervivientes) y descriptivo, a base de una sucesión de imágenes que nos llevan al recuerdo del infierno nazi.

 

Recursos Formales.

 

Y al tratarse de una cinta fundamentalmente descriptiva, es necesaria la puesta en escena. Puesta en escena que afecta, en un primer término, a los testigos, definidos y caracterizados a través de objetos y detalles colocados estratégicamente a su alrededor: libros, chimeneas al fondo, jaulas de pájaros, etc. Su situación se modifica a lo largo de las distintas secuencias, y se pasa del interior de la cocina al exterior, con un paisaje almeriense al fondo, o en la misma playa, al atardecer.

El uso de la luz contribuye a la creación de ambientes: una luz cálida en este atardecer marítimo, una luz dura en el interior de la casa (con un blanco brillante y unos tonos muy contrastados), y una luz gris, azulada, oscura, en la carretera y en Mauthausen. Este uso con fines, evidentemente, dramáticos, simbólicos e incluso estéticos.

Se llegan, por otro lado, a momentos verdaderamente emocionantes; así, las palabras de uno de los supervivientes relatando la muerte de un amigo a su lado, o cuando el otro narra cómo le arrancaron una muela por ir con una piedra demasiado pequeña, nos llevan a acercarnos a ellos, a entrar en su drama íntimo. De esta forma, el primer plano en el que no vemos el rostro a uno de los protagonistas, y el siguiente en el que sí que lo vemos pero su voz viene del plano anterior-, constituye una especie de pensamiento o de reflexión, un monólogo interior magnífico artística y dramáticamente.

Con una finalidad similar encontramos un primerísimo plano al final de la cinta, donde el personaje se halla de perfil; si seguimos la dirección de su mirada, ésta nos lleva más allá de lo que aparece en escena, nos conduce al mar (fuera de campo).

Es impresionante, pues, el juego de planos que se realizan con estos dos testigos, desde estos primeros planos, pasando por planos medios, hasta otros planos americanos, con la persona sentada. Incluso se atreve a encuadrarlos de cuerpo entero, a veces ligeramente inclinada la cámara en contrapicado; y hasta encontramos planos menos usuales, como planos en escorzo (primer plano o plano general).

Por otra parte, no hay que olvidar la simbología encerrada tras los planos detalle de objetos domésticos: péndulo del reloj, fuego de la chimenea, etc, como elementos que evocan la pesadilla y el recuerdo, o contextualizan (índalo de la puerta) hasta otros planos detalle del mismo campo: placas que señalizan la cámara de gas, uniformes del museo, lápidas de los muertos, ramos de flores en los hornos crematorios, etc. Los planos generales del campo, los de Almería, la cantera... también tienen su significación oculta.

Es en estos planos generales donde se ponen en práctica los barridos horizontales, las panorámicas laterales, o incluso el travelling de la carretera. Es muy representativa la suavidad de estos movimientos: el pequeño barrido ascendente de la escalera del campo, el casi inapreciable zoom in al río Danubio, etc. Igual de sutil es la distinta angulación de la cámara: el contrapicado del plano general a uno de los hombres, o el de la placa del “patíbulo”.

Todo es en color, pero un color que es, como la vida: alegre en las casas y en la Almería de los protagonistas; nebuloso en la carretera que nos conduce al campo, y fúnebre y gris en éste, oscuro como el humo de la chimenea. Es una elección muy significante.

Las voces serenas de los hombres en su testimonio, a veces se convierten en voces en off dando la sensación de monólogos, o se emiten con la persona de espaldas (though), diegéticas siempre. Los ruídos del ambiente, de la casa, del reloj, de los pájaros, de las olas... rompen el silencio y refuerzan el significado de las imágenes. Las voces que acompañan la secuencia de la carretera parecen salir de una radio, y nos hacen creer que viajamos en coche, por ejemplo.

La música dulce de piano que acompaña el principio y el final de la película añade fuerza y expresividad a las imágenes de la playa. La que suena conforme a las imágenes del campo, más intensa y dramática, le da ritmo a la sucesión de planos. Y cuando ésta se convierte en una melodía nostálgica al acompañar a las lápidas o a las fotos del museo de Mauthausen, constituye una especie de himno, de homenaje a la memoria de las víctimas.

El montaje es, sobre todo, artístico y simbólico, subliminal a veces. Se parte del presente, en Almería, del nuevo monumento, para penetrar en el recuerdo de los supervivientes entrevistados, hasta introducirse de lleno en el infierno de Mauthausen, a través de un “viaje en el tiempo” (con la reconstrucción de la carretera), denunciar el horror y “cruzando el río”, de vuelta, homenajearlas.

En la parte de Almería, el ritmo es constante y dinámico –como el tic- tac del reloj-, y las secuencias se separan mediante la inserción de planos con objetos que simbolizan el tema del que se habla. El dinamismo se consigue, por un lado, por la alternancia de planos medios con planos detalle y, por otro, por el cambio de sonidos (voces de los hombres/ ruído de los objetos/ silencio). A continuación, el dinamismo se mantiene gracias al cambio de escenarios de los testigos (el ritmo del montaje no varía). La tensión dramática, en cambio, va en aumento.

Será en la secuencia de la carretera donde el ritmo acelere y se haga vertiginoso, brusco: la velocidad de la voz en off, los rápidos movimientos de cámara... para dejarnos en el pasado (flash back), perplejos, frente a un campo silencioso y vacío, lleno de suspense, y donde el ritmo de la música y la rápida sucesión de planos causan una angustia inevitable al espectador, angustia que luego desemboca en emoción con la nostalgia que invade el museo, con un ritmo lento que deja espacio a la reflexión, al homenaje. Este ritmo se ralentiza más con la vuelta al presente a través del río –“al otro lado”- y a una lectura como segundo homenaje, y se llega casi a parar con el “pensamiento” que nos sugiere la secuencia final de la playa, la calma del mar y del sonido de las olas.

Parece haber, por otro lado, un paralelismo entre el presente y el pasado, el recuerdo y la realidad de hace 50 años.  Los planos de la ropa tendida en la casa de Almería y las vitrinas del museo con los uniformes; la chimenea encendida y los hornos crematorios... Ello encierra una verdad: los ex deportados aún conservan la memoria de Mauthausen. O la oposición de los paisajes: el cielo azul de Almería y las chimeneas grises del campo, unidos ahora por la similitud de sus monumentos conmemorativos.

Incluso se puede suponer que hay un paralelismo simbólico entre las aguas del Danubio y las del mar (ir al otro lado, la memoria); si así lo consideramos, es fácil entender el significado del hombre mirando más allá de la playa.

En estas imágenes aparecen, por último, muchos códigos gráficos en carteles, placas o flechas, que señalan la “cámara de gas”, la “cocina”, la “barraca” (diegéticos, y con subtítulos para traducir el alemán).

Otro subtítulo es el que nos sitúa en una realidad, al principio de la cinta “Almería, febrero del 2000”, o el que nos lleva a la otra realidad pasada “Mauthausen”, pasando antes por la traducción de las voces alemanas de la radio, que comienzan con una frase inquietante, llena de significado: “¿Se tranquilizará o acaso no ha hecho más que empezar?”. Ahí queda eso.

Finalmente, los títulos de crédito del principio van intercalados con las imágenes de la playa, acompañados por esa música suave de piano, igual que los del final de la cinta.

 

Análisis Crítico.

 

En el pasado mes de junio tenía lugar la IV Muestra de cine documental del Festival de Cine Español de Málaga; en esta muestra se proyectaba, fuera de concurso, Cerca del Danubio (cine documental, sección informativa). Esta cinta es otro ejemplo de la elevada producción de documentales de Canal Plus en los últimos años –en esta ocasión, en coproducción con “La Iguana”-, y del éxito en todos los festivales de nuestra geografía.

Felipe Vega hace uso de lo artístico y lo simbólico, de lo lírico, para mostrarnos este testimonio sobre Mauthausen, desde una perspectiva muy andaluza, de la tierra de Almería. Anteriormente, este director nacido en León en 1952, hizo películas como Mientras haya luz (1987), El mejor de los tiempos (1989), Un paraguas para tres (1992), El viaje a Ampurdám (1992), El techo del mundo (1995), o Grandes ocasiones (1998), algunas muy conocidas, como puede apreciarse. El estilo artístico del que hace gala en estas películas de ficción, los símbolos, la planificación... son ahora aplicados al género documental. Incluso me atrevería a decir que se observa claramente los rasgos de los considerados “documentales de creación”, en lo que respecta a la transformación de la realidad y al espíritu de innovación en su concepción, su realización y su escritura; en definitiva, queda definido claramente la personalidad de su autor.

La película es un canto de homenaje a los caídos en Mauthausen, a los héroes aún vivos. A Vega le sobra la voz de un narrador, porque los planos lo dicen todo; le sobra la música y opta en la mayoría de las secuencias por el silencio, por la voces de la memoria, quienes narran con sencillez sus años en el infierno nazi. Logra llegar al corazón del espectador, lo desgarra con dulzura, le propone un cuestionamiento :”¿Se tranquilizará, o acaso no ha hecho más que empezar?”. Niega el olvido, nos presenta objetos que aún hoy, evocan el drama del campo, nos propone mirar más allá. Y todo ello, con una calidad técnica elevada, con un uso maestro del montaje, del sonido y de la luz.